L´Officiel Hommes
16/12/2015
Gracias a un método basado en la cercanía y la empatía, el doctor Domingo Delgado se ha convertido en el traumatólogo de cabecera de grandes deportistas y celebridades que guarda en el anonimato.
Se define el doctor Domingo Delgado como un médico empático e inquieto. Esa impaciencia fue la que le llevó a decantarse por la medicina deportiva cuando “casi nadie” se dedicaba a ello. Confiesa que su forma de trabajar es la de seguir al paciente, conocer su vida, su trabajo y sus hábitos, quizá por eso en sus años de profesión se ha ganado la confianza de toreros, jugadores de la NBA, altos ejecutivos y directores de cine que ponen su cuerpo en sus manos.
Infiltraciones, tratamientos con la sangre propia, medicina regenerativa, cirugía… Suena a ciencia ficción y él no lo niega. “La ciencia y la sociedad avanzan a un ritmo vertiginoso, los últimos años el cambio que ha dado nuestra especialidad ha sido enorme”. El traumatólogo habla de “durabilidad” cuando explica su método. Su técnica es “más personal, centrada en un paciente”. Delgado trata a olímpicos y gente corriente “de 40 a 60 años” que quieren seguir compitiendo como en sus mejores años.
Su clientela es gente que vive deprisa y “necesita” seguir ese ritmo. Él parece no ser amigo de pararlo, quizá porque sabe que son sus clientes los que mueven “esa rueda”. Preguntado por si nos iría mejor si nos sumáramos a los movimientos slow, se muestra escéptico. “El slow lleva un tiempo en marcha y no tiene muchos adeptos, vivimos en una sociedad muy competitiva”, apunta. Y él ni la critica, ni cree que tenga solución. Asume que el sistema “está montado así”; ve el resultado de ese estrés en consulta. La válvula de escape para compensar la intensidad del trabajo es “hacer ejercicio físico cada vez más extremo” y de ahí la lesiones, explica.
Domingo Delgado pasa consulta en el Ruber Internacional y en su consulta privada, en Castellana, 28. Empezó su carrera en Madrid. Primero en la Universidad Autónoma y poco después, cruzó el Parque Norte para unirse al Real Madrid como traumatólogo en la mítica Ciudad Deportiva, hasta que se las comieron las cuatro torres. Le enganchó la traumatología deportiva porque se ajustaba a su filosofía de vida. “Yo trato pacientes, no patologías”, insiste. “Hay médicos que no son capaces de ponerse en la piel de un paciente cuando le da una mala noticia. Mi estilo es la empatía completa, vivir la parte emocional del paciente, implicarme, saber cómo va a afectar la lesión a la vida… Y eso el paciente lo valora”.
Esta intimidad no tiene precio. Y El cirujano lo tiene claro: “Una de mis virtudes es la honestidad”. Además del secreto profesional, se firman cláusulas de confidencialidad, que van más allá del no revelar dolencias y diagnósticos. “Las lesiones de los jugadores en competición están sujetas a secreto, no hacemos declaraciones sin autorización o consentimiento firmado, ni filtramos nada”. No da nombres y se cuida mucho de no hablar de más en este tema. Pasa de puntillas por la familia real, pero sí cuenta que trata a Feliciano López y a El Juli, y que su primer paciente famoso fue uno de los hermanos Sarasola.
Pero es fácil saber que está bien rodeado. Cuando la entrevista termina, mientras se despide, Delgado mira de reojo al pasillo. En la sala de espera, aguarda Pedro Almodóvar.
VISITA su consulta privada en el Paseo de la Castellana, 28. Su blog www.drdomingodelgado.com/blog/
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